En 1.903 se fundó en  la Panificadora Vitoriana, S.A., inscrita con el registro industrial nº28. La crean cuatro fábricantes de harinas de la zona y un grupo importante de panaderos alaveses con la idea de contar con un consumidor fijo de una parte de su fabricación.
Por aquel entonces la ciudad contaba con unos treinta mil habitantes, el pan se servía en parte a domicilio, por medio de carros y otra parte iba destinada a las tiendas de distintas zonas de la ciudad.
Con el paso del tiempo la Panificadora Vitoriana estuvo sometida a los vaivenes políticos y sociales. El pan era un producto muy sensible a las reivindicaciones ciudadanas. Su encarecimiento por cualquier circunstancia era causa de continuas protestas y en algunas ocasiones de peligrosos conflictos.
En el año 1923 se cumplió la vieja aspiración de que la panificadora contase con su propia fábrica de harinas, en los terrenos de la calle Francia, pasando a ser en esta época el negocio estrella la compañía.

En un principio casi toda esta elaboración se presentaba en piezas de dos kilos, las clásicas otanas que según la calidad de la materia prima empleada se clasificaba en pan de primera o pan de segunda. Sin embargo poco a poco fue apareciendo el llamado pan menudo, en piezas de 400, 200 y 100 gramos.
En el verano de 1.936, a comienzos de la contienda civil, es asesinado por razones políticas el presidente de la compañía D. Teodoro Olarte. Llegaron con la posguerra, los días de racionamientos a causa de la escasez de productos de primera necesidad y tanto la panadería como la fábrica de harinas quedaron intervenidas por los organismos que controlaban el abastecimiento de la población.
En los comienzos de los sesenta, las medidas liberalizadoras, y abierta entonces la posibilidad de importar maquinaria y suprimidas en distintas fases las medidas restrictivas, apareció en Vitoria, como en otras ciudades, una competencia agresiva que empezó a minar la clientela de los panaderos ya establecidos. En el año 1.967 otro industrial harinero llega a un acuerdo de adquisición con el Consejo de administración de la compañía.
El nuevo dueño de la compañía conmocionó el mercado del pan en Vitoria, pues con un afán monopolizador, llegó a rebajar el precio de las piezas de más consumo de forma espectacular, acogiéndose a la liberalización ya vigente.

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